viernes, 19 de noviembre de 2010

Por fin llegó la noche


Por fin llegó, ella cargada de silencios, de sueños y de olvido, llegó por fin y lo cubrió todo, sólo escucho el clikear de mi mi teclado, y el sordo sonido de la cpu, es que ella ha llegado nuevamente, la noche, la querida, ansiada y placentera noche.
 La que me trae en sus horas los momentos más felices de mis días, porque en mi cuarto apenas alumbrado con el velador, me espera mi enorme cama con sus frescas y perfumadas sábanas y allí ni bien acomodo mi despertador para mañana, apago la luz y comienzan a caminar por el techo los sueños y las fantasías más inverosímiles que se pueda uno imaginar.
 La noche me transporta al pasado, cuando todo era bello y feliz, la noche me permite un presente de fantasías imposibles y un futuro de sueños concretados.
 Por todo esto trato de alargar la vigilia, a veces ya viendo que el sueño está llegando inexorablemente rezo alguna oración para dormir en gracia de Dios y luego en ese intermedio entre la vigilia y el sueño, puedo llegar al estado alfa, lo he logrado algunas veces, ese estado en que nos podemos comunicar con las almas que han partido, en el que podemos usar de esa parte del cerebro que jamás usamos en la vigilia, un estado en que trato de enviar mensajes telepáticos a los seres que amo y es en esos momentos cuando a veces he visto una luz o he escuchado la vocecita de mi hija diciéndome "mami?", "mami", como mostrándome que ahí está, siempe le contesto y le digo, sí hijita, aquí estoy, te amo, qué me querés decir, pero nunca me dice nada, pero yo aprovecho para pedirle que interceda casi siempre por algo que tiene que ver con su hermanita, que apruebe un examen o que mejore de cierta dolencia, luego ya quedo dormidad totalmente.
 Es entonces, no sé a qué altura de mi dormir en que comienza a producirse la actividad onírica y este es otro de los motivos por los que me encanta la noche y todo lo que me trae, porque siempre, o por lo menos casi siempre tengo sueños hermosos, cargados de recuerdos, de cuando era joven y mis hijas chicas, de cuando tenía compañeras de trabajo y la recuerdo en los sueños y las conversaciones que compartíamos, de mi ex marido pero cuando todo estaba bien, vuelvo a veer a mis dos hijas chiquitas casi siempre y a veces tengo sueños románticos con hombres desconocidos, o a veces conocidos que jamás imaginé tener nada con ellos, casi siempre son románticos. Una sola vez hace poco fue erótico, pero no es común, en realidad me encantan los sueños románticos, me hacen bien, me levanto con la autestima en alto y eso me ayuda en el resto del día.
Lo mejor que tiene la noche es su silencio, el silencio nocturno es algo indiscutiblemente bello, el que no haya nunca probado quedarse aunque sea unos minutos disfrutando de este "sonido" de la naturaleza, debería hacerlo alguna vez, es como sentirse en el espacio exterior, como si uno hubiera podido bajarse del mundo y caminar entre las estrellas, es sublime.
 Y lo único desagradable que tiene la noche es que tengo que interrumpirla a las seis de la mañana de lunes a viernes de manera drástica, pero los días feriados y fines de semana, dejo que mi sueño siga hasta que ya la luz se filtra fuerte por las rendijas de mi ancha ventana y entonces me doy cuenta que el sortilegio acabó y que nuevamente empieza el día y la realidad, que para mí, no es tan bella como mis sueños y la noche.
 Lo bueno es que debo esperar doce o catorce horas  y nuevamente se repite el ciclo, al fin de cuentas a pesar de todo, aunque sólo sea por la noche, vale la pena vivir.

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